sábado, 12 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
Vois Sur Ton Chemin. Les Choristers
Fuente: You Tube http://www.youtube.com/playlist?list=PL50EFF41F49D76D09
Les Choristers.
Les Choristers.
jueves, 10 de enero de 2013
Tantum Ergo Sacramentum
Fuente: lutesongs·(You Tube)
http://www.youtube.com/watch?v=Swns4Kjzc9E
http://www.youtube.com/watch?v=Swns4Kjzc9E
En latín
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui: Et antíquum documentum Novo cedat rítui; Præstet fides suppleméntum Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio; Salus, honor, virtus quoque, Sit et benedíctio; Procedénti ab utróque Compar sit laudátio. Amen. | En español
Veneremos, pues, postrados
tan grande Sacramento; y la antigua imagen ceda el puesto al nuevo rito; la fe reemplace La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo
sean dadas alabanza y gloria, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada a aquel que de uno y de otro procede. Amén. |
Tamtum Ergo Sacramentum. Santo Tomàs de Aquino.
Tantum ergo Sacraméntum
Se terminaba el año 1264 y el Papa Urbano IV acababa de publicar la bula Transiturus de hoc mundo, donde reafirmaba el milagro de la transubstanciación y establecía la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo… así que convocó a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura para que compusieran el nuevo Oficio (Liturgia de las Horas) y la Misa a ser cantada en tan excelsa ocasión…
Unos días más tarde se reunieron para escoger la mejor composición… Santo Tomás fue el primero en exponer su obra… se levantó, desenrolló el pergamino y comenzó a leer en voz alta… se cuenta que según leía Santo Tomás, San Buenaventura iba rompiendo su composición en pedazos, reconociendo así la hermosura de los himnos del doctor angélico…
Los himnos compuestos por Santo Tomás son Pange Lingua Gloriosi (Tantum Ergo), Sacris Sollemniis (Panis Angelicus), Verbum Supernum (O Salutaris Hostia), Lauda Sion, O Sacrum Conviviumy Adoro Te Devote…
En este día les comparto el Tantum Ergo… las últimas dos estrofas del Pange Lingua que solemos cantar durante la adoración al Santísimo Sacramento…
EL CULTO EUCARISTICO
Fuente: Catolicidad Viernes 15 de Mayo de 2009.
El Padre Pío consagrando, es decir realizando la transubstanciación del vino en la Sangre de Cristo, realmente presente también con su Cuerpo, Alma y Divinidad. Cristo está todo entero en cada fracción o partícula de la hostia y el vino consagrados, que dejan de ser pan y vino para transformarse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Ponemos la parte medular de la encíclica MEDIATOR DEI de S.S. Pío XII. Verifica si tus conocimientos abarcan toda esta enseñanza riquísima teológicamente. Aquí hallarás un excelente resumen sobre la doctrina católica del Santo Sacrificio de la Misa. Estúdialo detenidamente. Muchos católicos asisten a Misa y tienen una idea muy vaga a qué van. Aconsejamos, después, leer la encíclica íntegra.
En el tema de abajo, insistimos, está la parte medular de la doctrina sobre la Santa Misa, doctrina íntegra que ningún católico debería desconocer ni siquiera parcialmente:
I. Naturaleza del Sacrificio Eucarístico
A) MOTIVO DE TRATAR ESTE TEMA
84. El Misterio de la Santísima Eucaristía, instituida por el Sumo Sacerdote, Jesucristo, y renovada constantemente por sus ministros, por obra de su voluntad, es como el compendio y el centro de la religión cristiana. Tratándose de lo más alto de la Sagrada Liturgia, creemos oportuno, Venerables Hermanos, detenernos un poco y atraer Vuestra atención a este gravísimo argumento.
B) EL SACRIFICIO EUCARÍSTICO
1º. Institución.
85. Cristo, Nuestro Señor, «Sacerdote eterno según el orden de Melchisedec» (Sal. 109, 4)) que «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo» (Juan, 13, 1), «en la última cena, en la noche en que era traicionado, para dejar a la Iglesia, su Esposa amada, un sacrificio visible -como lo exige la naturaleza de los hombres-, que representase el sacrificio cruento que había de llevarse a efecto en la Cruz, y para que su recuerdo permaneciese hasta el fin de los siglos y fuese aplicada su virtud salvadora a la remisión de nuestros pecados cotidianos... ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre, bajo las especies del pan y del vino, y las dio a los Apóstoles, entonces constituidos en Sacerdotes del Nuevo Testamento, a fin de que bajo estas mismas especies lo recibiesen, mientras les mandaba a ellos y a sus sucesores en el Sacerdocio, el ofrecerlo» (5).
2º. Naturaleza
a) No es simple conmemoración.
86. El Augusto Sacrificio del Altar no es; pues, una pura y simple conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo, sino que es un Sacrificio propio y verdadero, en el cual, inmolándose incruentamente el Sumo Sacerdote, hace lo que hizo una vez en la Cruz, ofreciéndose todo El al Padre, Víctima gratísima. «Una... y la misma, es la Víctima; lo mismo que ahora se ofrece por ministerio de los Sacerdotes, se ofreció entonces en la Cruz; sólo es distinto el modo de hacer el ofrecimiento» (6).
b) Comparación con el de la Cruz.
1) Idéntico Sacerdote.
87. Idéntico, pues, es el Sacerdote, Jesucristo, cuya Sagrada Persona está representada por su ministro. Este, en virtud de la consagración sacerdotal recibida, se asimila al Sumo Sacerdote y tiene el poder de obrar en virtud y en la persona del mismo Cristo; por esto, con su acción sacerdotal, en cierto modo; «presta a Cristo su lengua; le ofrece su mano» (7).
2) Idéntica Víctima.
88. Igualmente idéntica es la Víctima; esto es, el Divino Redentor; según su humana Naturaleza y en la realidad de su Cuerpo y de su Sangre.
3) Distinto modo.
89. Diferente, en cambio, es el modo en que Cristo es ofrecido. En efecto, en la Cruz, El se ofreció a Dios todo entero, y le ofreció sus sufrimientos y la inmolación de la Víctima fue llevada a cabo por medio de una muerte cruenta voluntariamente sufrida; sobre el Altar, en cambio, a causa del estado glorioso de su humana Naturaleza, «la muerte no tiene ya dominio sobre El» (Rom. 6, 9) y, por tanto, no es posible la efusión de la sangre; pero la divina Sabiduría han encontrado el medio admirable de hacer manifiesto el Sacrificio de Nuestro Redentor con signos exteriores, que son símbolos de muerte. Ya que por medio de la Transubstanciación del pan en el Cuerpo y del vino en la Sangre de Cristo, como se tiene realmente presente su Cuerpo, así se tiene su Sangre; así, pues, las especies eucarísticas, bajo las cuales está presente, simbolizan la cruenta separación del Cuerpo y de la Sangre. De este modo, la conmemoración de su muerte, que realmente sucedió en el Calvario, se repite en cada uno de los sacrificios del altar, ya que por medio de señales diversas se significa y se muestra Jesucristo en estado de víctima
4) Idénticos fines:
a) Primer fin: Glorificación de Dios.
Idénticos, finalmente, son los fines, de los que el primero es la glorificación de Dios. Desde su Nacimiento hasta su Muerte, Jesucristo estuvo encendido por el celo de la Gloria divina y, desde la Cruz, el ofrecimiento de su Sangre, llegó al cielo en olor de suavidad. Y para que el himno no tenga que acabar jamás en el Sacrificio Eucarístico, los miembros se unen a su Cabeza divina, y con El, con los Ángeles y los Arcángeles, cantan a Dios perennes alabanzas (8), dando al Padre Omnipotente todo honor y gloria.
b) Segundo fin: Acción de gracias a DIOS.
91. El segundo fin es la Acción de gracias a Dios. Sólo el divino Redentor, como Hijo predilecto del Padre Eterno, de quien conocía el inmenso amor, pudo alzarle un digno himno de acción de gracias. A esto miró y esto quiso «dando gracias» ( Marc. 14, 23) en la última Cena, y no cesó de hacerlo en la Cruz ni cesa de hacerlo en el augusto Sacrificio del Altar, cuyo significado es precisamente la acción de gracias o eucarística; y esto, porque es «cosa verdaderamente digna, justa, equitativa y saludable» (9).
c) Tercer fin: Expiación y propiciación.
92. El tercer fin es la Expiación y la Propiciación. Ciertamente nadie, excepto Cristo, podía dar a Dios Omnipotente satisfacción adecuada por las culpas del género humano. Por esto, El quiso inmolarse en la Cruz como «propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo» (I Ioan 2, 2). En los altares se ofrece igualmente todos los días por nuestra Redención, a fin de que, libres de la condenación eterna, seamos acogidos en la grey de los elegidos. Y esto no sólo para nosotros, los que estamos en esta vida mortal, sino también «para todos aquellos que descansan en Cristo, los que nos han precedido por el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz» (10), «porque lo mismo vivos que muertos, no nos separamos del único Cristo» (11).
d) Cuarto fin: Impetración.
93. El cuarto fin es la Impetración. Hijo pródigo, el hombre ha malgastado y disipado todos los bienes recibidos del Padre celestial, y por esto se ve reducido a la mayor miseria y necesidad; pero desde la Cruz, Cristo «habiendo ofrecido oraciones y súplicas con poderosos clamores y lágrimas, fue escuchado por su reverencial temor» (Hebr. 5, 7), y en los altares sagrados ejercita la misma eficaz mediación, a fin de que seamos colmados de toda clase de gracias y bendiciones.
C) Aplicación de la virtud salvadora de la Cruz.
1) Afirmación de Trento.
94. Por tanto, se comprende fácilmente la razón por qué el Sacrosanto Concilio de Trento afirma que con el Sacrificio Eucarístico nos es aplicada la virtud salvadora de la Cruz, para la remisión de nuestros pecados cotidianos.
2) Única oblación: La Cruz.
95. El Apóstol de los Gentiles, proclamando la superabundante plenitud y perfección del Sacrificio de la Cruz, ha declarado que Cristo, con una sola oblación, perfeccionó perpetuamente a los santificados. En efecto, los méritos de este Sacrificio, infinitos e inmensos, no tienen límites, y se extiendan a la universalidad de los hombres en todo lugar y tiempo porque en El el Sacerdote y la Víctima es el Dios Hombre; porque su inmolación, lo mismo que su obediencia a la voluntad del Padre eterno, fue perfectísima y porque quiso morir como Cabeza del género humano: «Mira cómo ha sido tratado Nuestro Salvador: Cristo pende de la Cruz; mira a qué precio compró..., vertió su Sangre. Compró con su Sangre, con la Sangre del Cordero Inmaculado, con la Sangre del único Hijo de Dios... Quien compra es Cristo; el precio es la Sangre; la posesión todo el mundo» (12)
3) La aplicación.
96. Este rescate, sin embargo, no tuvo inmediatamente su pleno efecto; es necesario que Cristo, después de haber rescatado al mundo con el preciosísimo precio de Sí mismo, entre en la posesión real y efectiva de las almas. De aquí que para que con el agrado de Dios se lleve a cabo la redención y salvación de todos los individuos y las generaciones venideras hasta el fin de los siglos, es absolutamente necesario que todos establezcan contacto vital con el Sacrificio de la Cruz, y de esta forma, los méritos que de él se derivan les serán transmitidos y aplicados. Se puede decir que Cristo ha construido en el Calvario un estanque de purificación y salvación que llenó con la Sangre vertida por El; pero si los hombres no se bañan en sus aguas y no lavan en ellas las manchas de su iniquidad, no pueden ciertamente ser purificados y salvados.
97. Por lo tanto, para que cada uno de los pecadores se lave con la Sangre del Cordero, es necesaria la colaboración de los fieles. Aunque Cristo, hablando en términos generales, haya reconciliado con el Padre, por medio de su Muerte cruenta, a todo el género humano, quiso, sin embargo, que todos se acercasen y fuesen conducidos a la Cruz por medio de los Sacramentos y por medio del Sacrificio de la Eucaristía, para poder conseguir los frutos de salvación, ganados por El en la Cruz. Con esta participación actual y personal, de la misma manera que los miembros se configuran cada día más a la Cabeza divina, así afluye a los miembros, de forma que cada uno de nosotros puede repetir las palabras de San Pablo: «Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2, 19-20). Como en otras ocasiones hemos dicho de propósito y concisamente, Jesucristo «al morir en la Cruz, dio a su Iglesia, sin ninguna cooperación por parte de Ella, el inmenso tesoro de la Redención; pero, en cambio, cuando se trata de distribuir este tesoro, no sólo participa con su Inmaculada Esposa de esta obra de santificación, sino que quiere que esta actividad proceda también, de cualquier forma, de las acciones de Ella» (13).
98. El augusto Sacramento del Altar es un insigne instrumento para la distribución a los creyentes de los méritos derivados de la Cruz del Divino Redentor: «Cada vez que se ofrece este Sacrificio, se renueva la obra de nuestra Redención» (14). Y esto, antes que disminuir la dignidad del Sacrificio cruento, hace resaltar, como afirma el Concilio de Trento, su grandeza y proclama su necesidad. Renovado cada día, nos advierte que no hay salvación fuera de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, que Dios quiere la continuación de este Sacrificio «desde la salida del sol hasta el ocaso» (Malaq. 1, 11), para que no cese jamás el himno de glorificación y de acción de gracias que los hombres deben al Creador desde el momento que tienen necesidad de su continua ayuda y de la Sangre del Redentor para compensar los pecados que ofenden a su Justicia.
Franz Schubert-Ave Maria en latin.
Fuente:pgo22422 (You Tube)
http://www.youtube.com/watch?v=O3-g0qgVjwc&list=UURUwnUWLMheB14-FwzxKwQA&index=1
" El humo de satanàs"
Fuente:http://www.statveritas.com.ar/Notas/PAmorth-01.htm
statveritas
A continuación, se encuentra una entrevista que el Padre Amorth concedió al periódico italiano 30 Días, en junio de 2001.
- PADRE AMORTH, POR FIN ESTÁ LISTA LA TRADUCCIÓN ITALIANA DEL NUEVO RITUAL PARA LOS EXORCISTAS.
PADRE AMORTH: Sí, está lista. El año pasado la CEI (Conferencia Episcopal Italiana) se negó a aprobarla porque había errores de traducción del latín al italiano. Y los exorcistas, que tenemos que utilizarla, aprovechamos para señalar, una vez más, que no estamos de acuerdo con muchos puntos del nuevo Ritual. El texto latino sigue siendo el mismo en esta traducción. Un Ritual tan esperado, al final, se ha transformado en una farsa. Un increíble obstáculo que podría impedirnos actuar contra el demonio.
- ES UNA ACUSACIÓN DURA. ¿A QUÉ SE REFIERE?
AMORTH: Le doy sólo dos ejemplos, ambos increíbles. En el punto 15 se habla de los maleficios y de cómo comportarse al enfrentarlos. El maleficio es un mal causado a una persona recurriendo al diablo. Se puede hacer de varias formas, como hechizos, maldiciones, mal de ojo, vudú, macumba. El Ritual romano antiguo explicaba cómo había que afrontar esto. El nuevo Ritual, en cambio, declara, categóricamente, que está totalmente prohibido hacer exorcismos en estos casos. Absurdo. Los maleficios son, por mucho, la causa más frecuente de posesiones y de males causados por el demonio, por lo menos el 90 por ciento de los casos.
Esto es como decirles a los exorcistas que dejen de llevar a cabo exorcismos. El punto 16 declara, solemnemente, que no se deben de hacer exorcismos si no se tiene la certeza de la presencia del diablo. Esto es una obra maestra de incompetencia: la certeza de que el diablo está presente en una persona, se tiene sólo haciendo el exorcismo. Más aún, los redactores del Ritual no se dieron cuenta de que, en ambos puntos, contradicen el Catecismo de la Iglesia Católica, que indica que hay que hacer exorcismos, tanto en el caso de posesiones diabólicas, como en los casos de males causados por el demonio. Y dice, además, que hay que hacerlo tanto, sobre las personas, como sobre las cosas. Y en las cosas nunca está presente el demonio, sólo su influencia. Las declaraciones contenidas en el nuevo Ritual son gravísimas y muy perjudiciales, fruto de la ignorancia e inexperiencia.
- ¿PERO NO LO HABÍAN PREPARADO EXPERTOS?
AMORTH: ¡En absoluto! En estos diez años, dos comisiones han trabajado en el Ritual: una compuesta por cardenales, que se ocupó de la Prenotanda, es decir, las disposiciones iniciales, y otra que se ocupó de las oraciones. Yo puedo afirmar, con certeza, que ninguno de los miembros de las dos comisiones ha hecho nunca un exorcismo, ni ha estado presente en exorcismos, ni tiene la menor idea de qué es un exorcismo. Este es el error, el pecado original, de este Ritual. Ninguno de los que colaboraron en él es un experto en exorcismos.
- ¿CÓMO ES POSIBLE?
AMORTH: No me lo pregunte a mí. Durante el Concilio Ecuménico Vaticano II, en todas las comisiones había un grupo de expertos que ayudaban a los obispos. Esta costumbre se ha mantenido después del Concilio, cada vez que se han modificado partes del Ritual. Pero no fue así en este caso. Y si había un tema en el que eran necesarios los expertos, era éste.
- ¿Y QUÉ ES LO QUE HA PASADO?
AMORTH: Pues que los exorcistas nunca fuimos consultados. Y, además, las comisiones han recibido con desdén las sugerencias que hemos dado. Todo este asunto es perverso. ¿Quiere que le cuente lo que pasó?
- POR SUPUESTO.
AMORTH: Como había pedido el Concilio Vaticano II, las diferentes partes del Ritual romano fueron, paulatinamente, revisadas y modificadas. Los exorcistas esperábamos que se tocara el título XII, es decir, el Ritual del Exorcismo. Pero, aparentemente, éste no se consideraba un tema relevante, dado que transcurrieron los años y no pasaba nada. Luego, de repente, el 4 de junio de 1990, se publicó el Ritual provisional, de prueba. Esto fue una verdadera sorpresa para nosotros, ya que no habíamos sido consultados antes. Y, sin embargo, habíamos preparado toda una serie de solicitudes, en vista de la revisión del Ritual. Entre otras cosas, pedíamos que las oraciones se modificaran, introduciendo invocaciones a la Virgen, las cuales no existían, y que se aumentaran el número de oraciones específicamente dirigidas al exorcismo en sí. Pero no se dio la oportunidad de hacer ningún tipo de contribución. Sin embargo, no nos dimos por vencidos: después de todo, era por nosotros, que el texto se había redactado. Y ya que en la carta de presentación del entonces Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el Cardenal Eduardo Martínez Somalo, les pedía a las conferencias episcopales que le hicieran llegar, durante los dos años siguientes: "consejos y sugerencias de los sacerdotes que lo habrían de utilizar", nos pusimos a trabajar. Reuní a dieciocho exorcistas, elegidos de entre los más expertos del planeta. Examinamos, con gran atención, el texto. Lo utilizamos.
Inmediatamente, elogiamos la primera parte, en la que se resumían los fundamentos evangélicos del exorcismo. Esta parte es el aspecto bíblico-teológico del tema, sobre el que no era aparente, incompetencia alguna. Es una nueva sección, que no se encontraba en el Ritual de 1614, compuesto bajo el pontificado de Pablo V: además, en aquella época, no
era necesario recordar estos principios, ya que todo el mundo los conocía y aceptaba. Hoy, en cambio, es indispensable.
era necesario recordar estos principios, ya que todo el mundo los conocía y aceptaba. Hoy, en cambio, es indispensable.
Pero cuando pasamos a examinar la parte práctica, que exige un conocimiento especifico del tema, advertimos la total inexperiencia de los redactores. Hicimos numerosas observaciones, artículo por artículo, y se las hicimos llegar a todas las partes interesadas: Congregación para el Culto Divino, Congregación para la Doctrina de la Fe, y las conferencias episcopales. Una copia fue entregada directamente al Papa.
- ¿CÓMO FUERON RECIBIDAS SUS OBSERVACIONES?
AMORTH: Muy mal, y no consiguieron nada. Nos habíamos inspirado en la constitución dogmática Lumen gentium, en la que la Iglesia es descrita como el "Pueblo de Dios". En el número 28, se habla de la colaboración de los sacerdotes con los obispos, y en el número 37, se dice, con claridad, incluso refiriéndose a los laicos, que "debido al conocimiento, competencia y preeminencia que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber, de exponer su opinión acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia". Esto es exactamente lo que hicimos. Pero fuimos demasiado ingenuos, al pensar que las disposiciones del Vaticano II habían llegado a las Congregaciones Romanas. En cambio, chocamos con un muro de rechazo y de escarnio. El Secretario de la Congregación para el Culto Divino presentó un informe, a la Comisión de Cardenales, en la que decía que aquellos que lo habían contactado, eran obispos, y no los sacerdotes y exorcistas. Y respecto a nuestro humilde intento de ofrecer ayuda como expertos, añadía, textualmente: "También se debe de notar el hecho de que un grupo de exorcistas y demonólogos, los cuales, posteriormente, crearon una Asociación internacional, estaban orquestando una campaña contra el rito". Una acusación indecente: ¡nosotros nunca hemos orquestado una campaña! El Ritual iba dirigido a nosotros, y, sin embargo, las comisiones no habían convocado a ninguna persona competente. Por esto, era más que lógico que tratáramos de dar nuestra opinión.
- ENTONCES, ¿QUIERE ESO DECIR QUE EL NUEVO RITUAL ES INUTILIZABLE EN SU LUCHA CONTRA EL DEMONIO?
AMORTH: Sí. Querían darnos un arma sin filo. Se han eliminado las oraciones eficaces, oraciones que tenían doce siglos de existencia fueron substituidas por nuevas oraciones ineficaces. Pero, por suerte, en el último momento, nos dieron un salvavidas.
- ¿CUÁL?
AMORTH: El nuevo Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el Cardenal Jorge Medina, añadió una Notificación, al Ritual, en la que se especifica que los exorcistas no están obligados a usar este Ritual, y que, si así lo desean, pueden pedir la autorización de sus obispos, para seguir usando el antiguo Ritual. Los obispos, a su vea, deben pedir autorización a la Congregación, la cual, como escribe el Cardenal, "la concede gustosamente".
- ¿LA CONCEDE GUSTOSAMENTE?. ESA ES UNA CONCESIÓN MUY RARA.
AMORTH: ¿Quiere saber de donde proviene?. De un intento del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y del propio Cardenal Medina, para introducir, en el Ritual, un artículo -entonces era el artículo 38- por el que se autorizaba a los exorcistas a usar el Ritual anterior. Indudablemente, era una maniobra extrema para defendernos de los grandes errores contenidos en el Ritual definitivo.
Pero el intento de los dos cardenales no tuvieron éxito. El Cardenal Medina, que había comprendido lo que estaba en riesgo, decidió darnos esta tabla de salvación, añadiendo una Notificación por separado.
Pero el intento de los dos cardenales no tuvieron éxito. El Cardenal Medina, que había comprendido lo que estaba en riesgo, decidió darnos esta tabla de salvación, añadiendo una Notificación por separado.
- ¿CÓMO SON VISTOS USTEDES, LOS EXORCISTAS, DENTRO DE LA IGLESIA?
AMORTH: Somos muy mal tratados. Nuestros hermanos sacerdotes, a cargo de esta delicadísima tarea, son vistos como locos, como fanáticos. Por lo general, ni siquiera son tolerados por los mismos obispos que los nombraron.
- ¿CUÁL HA SIDO EL HECHO MÁS LLAMATIVO DE ESTA HOSTILIDAD?
AMORTH: Celebramos un convenio internacional de exorcistas, cerca de Roma, y pedimos que el Papa nos recibiera. Para no presionarlo, y evitar añadir otra audiencia a las muchas que ya tiene, simplemente, pedimos que se nos recibiera en audiencia pública, la del miércoles en la Plaza de San Pedro. Ni siquiera pedimos que nos nombrara en sus saludos personales. Hicimos la petición, en la manera en que lo ordenan los cánones, como recordará, perfectamente, Monseñor Paolo De Nicolo, de la Prefectura de la Casa Pontificia, quien recibió de buena gana nuestra petición. Sin embargo, el día antes de la audiencia, el propio Monseñor Nicolo nos dijo -con pena, esa es la verdad, por lo que estaba claro que la decisión no la había tomado él- que no asistiéramos a la audiencia, y que no habíamos sido admitidos. ¡Increíble: 150 exorcistas procedentes de los cinco continentes, sacerdotes nombrados por sus obispos de conformidad con las normas del derecho canónico, que exigen sacerdotes de oración, de ciencia y de buena reputación -es decir, de alguna forma, la flor y nata del clero, sacerdotes que piden participar en una audiencia pública del Papa y se les echa a patadas!. Monseñor Nicolo me dijo: "Le prometo que, inmediatamente, le enviaré una carta explicando la situación". Han pasado cinco años y, todavía, estoy esperando esa carta. Desde luego, no fue Juan Pablo II quien nos excluyó. Pero el hecho de que a 150 sacerdotes se les prohíba participar en una audiencia pública del Papa en la Plaza de San Pedro, explica la clase de obstáculos a los que se enfrentan los exorcistas, aún dentro de su propia Iglesia, y hasta que punto, son mal vistos por un gran número de autoridades eclesiásticas.
- USTED COMBATE, DIARIAMENTE, CON EL DEMONIO. ¿CUÁL ES EL MAYOR ÉXITO DE SATANÁS?
AMORTH: Que consigue hacer creer que no existe. Y casi lo ha conseguido. Incluso dentro de la Iglesia. Tenemos un clero y un episcopado que han dejado de creer en el demonio, en los exorcismos, en los males extraordinarios que puede causar el diablo, y ni siquiera en el poder, que nos ha dado Jesús, de expulsar a los demonios. Desde hace tres siglos, la Iglesia Latina -al contrario de la Ortodoxa y de varias denominaciones Protestantes- ha abandonado casi, completamente, el ministerio del exorcismo. Al no practicar los exorcismos, al no estudiarlos y no haberlos visto nunca, el clero ya no cree en ellos.
Pero, ni siquiera, cree en el diablo. Tenemos episcopados enteros que se muestran hostiles a los exorcismos. Hay países en los que no existe ni siquiera un solo exorcista, como Alemania, Suiza, España y Portugal. Una carencia aterradora.
Pero, ni siquiera, cree en el diablo. Tenemos episcopados enteros que se muestran hostiles a los exorcismos. Hay países en los que no existe ni siquiera un solo exorcista, como Alemania, Suiza, España y Portugal. Una carencia aterradora.
- NO MENCIONÓ A FRANCIA. ¿ALLÍ LA SITUACIÓN ES DIFERENTE?
AMORTH: Hay un libro escrito por el más conocido exorcista francés, Isidoro Froc, titulado Los Exorcistas, quiénes son y qué hacen. Este libro, traducido, al italiano, a petición de la Conferencia Episcopal francesa. En ninguna parte del libro se dice que los exorcistas, en algunos casos, hacen exorcismos. El autor ha declarado, repetidamente,
a la televisión francesa que nunca ha hecho exorcismos y que nunca los hará. De un centenar de exorcistas franceses, sólo cinco creen en el demonio y hacen exorcismos. El resto mandan al psiquiatra a la gente que se dirige a ellos. Y los obispos son las primeras víctimas de esta situación de la Iglesia Católica, en la que la creencia en la existencia del demonio está en proceso de desaparecer.
a la televisión francesa que nunca ha hecho exorcismos y que nunca los hará. De un centenar de exorcistas franceses, sólo cinco creen en el demonio y hacen exorcismos. El resto mandan al psiquiatra a la gente que se dirige a ellos. Y los obispos son las primeras víctimas de esta situación de la Iglesia Católica, en la que la creencia en la existencia del demonio está en proceso de desaparecer.
Antes de que saliera este nuevo Ritual, el Episcopado alemán escribió una carta, al Cardenal Ratzinger, en la que afirmaba que no era necesario hacer un nuevo Ritual, porque los exorcismos ya no deben de ser practicados.
- ¿SON LOS OBISPOS QUIENES TIENEN QUE NOMBRAR A LOS EXORCISTAS?
AMORTH: Sí. Cuando un sacerdote es nombrado obispo, se encuentra con un artículo del Código de Derecho Canónico, que le autoriza, completamente, a nombrar exorcistas. Lo mínimo que se le puede pedir a un obispo es que haya asistido, por lo menos, a un exorcismo, dado que debe tomar una decisión tan importante. Por desgracia, esto no ocurre casi nunca. Pero si a un obispo recibe una petición seria de exorcismo -es decir, no hecha por alguien enajenado- y no actúa en consecuencia, comete pecado mortal. Será responsable de todos los terribles sufrimientos de esa persona, que a veces duran años o toda una vida, cuando podría haberlos evitado.
- ¿ESTÁ DICIENDO QUE LA MAYOR PARTE DE LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA ESTÁN EN PECADO MORTAL?
AMORTH: Cuando era niño, mi viejo párroco me enseñaba que hay ocho sacramentos: el octavo es la ignorancia. El octavo sacramento salva a más gente que los otro siete juntos. Para cometer pecado mortal, debe haber una causa seria, pero también, es necesario el pleno conocimiento y el consentimiento deliberado. Esta omisión de ayuda por parte de muchos obispos es una causa seria. Pero estos obispos son ignorantes: no hay, pues, pleno conocimiento, ni consentimiento deliberado.
- ¿PERO SI UNO NO CREE EN LA EXISTENCIA DE SATANÁS, LA FE SIGUE
INTACTA, ES DECIR, SIGUE SIENDO FE CATÓLICA?
INTACTA, ES DECIR, SIGUE SIENDO FE CATÓLICA?
AMORTH: No. Le voy a contar una historia. Cuando conocí al Padre Pellegrino Ernetti, un célebre exorcista, que ejerció durante cuarenta años en Venecia, le dije: "Si pudiera hablar con el Papa, le diría que encuentro demasiados obispos que no creen en el demonio". La tarde siguiente, el Padre Ernetti vino a decirme que aquella mañana le había recibido Juan Pablo II. "Su Santidad", le había dicho, "hay, aquí en Roma, un exorcista, el Padre Amorth, que si pudiera hablar con usted le diría que encuentra demasiados obispos que no creen en el demonio". El Papa le respondió brevemente: "Aquel que no cree en el demonio, no cree en el Evangelio". Esta es la respuesta que dio él y que yo repito.
- EXPLÍQUEME, POR FAVOR. ¿ESTO SIGNIFICA QUE HAY MUCHOS OBISPOS Y SACERDOTES QUE YA NO SON CATÓLICOS?
AMORTH: Digamos que no creen en una verdad evangélica. Así que, probablemente, los acusaría de estar propagando una herejía. Pero seamos claros: alguien es formalmente hereje, si se le acusa de cometer un error, y persiste en él. Pero, debido a la situación que existe en la Iglesia, hoy en día, nadie, jamás, acusaría a ningún obispo de no creer en el diablo, ni en las posesiones demoníacas, ni de no nombrar exorcistas porque no cree en estas cosas. Podría mencionar un gran número de obispos y cardenales, que en cuanto fueron nombrados para una diócesis, lo primero que hicieron fue quitarles a todos los exorcistas la facultad de ejercer. O bien, obispos que afirman, abiertamente: "Yo no creo en eso. Son cosas del pasado". ¿Por qué pasa esto?. Porque, por desgracia, ha habido una perniciosa influencia de ciertos estudiosos de la Biblia, y podría darle los nombres de mucha gente muy conocida. Nosotros que, diariamente, estamos en contacto con el mundo del más allá, sabemos que esta influencia ha afectado muchas reformas litúrgicas.
- ¿POR EJEMPLO?
AMORTH: El Concilio Vaticano II habla pedido que se revisaran algunos textos. Esta orden fue desobedecida, ya que había un deseo de rehacerlos completamente, sin pensar que se podían empeorar las cosas, en vez de mejorarlas. Muchos ritos se han empeorado por esa manía de querer deshacerse de todo lo pasado, para rehacerlo de nuevo, como si la
Iglesia, hasta el día de hoy, lo único que hubiera hecho es engañarnos y mentirnos, y como si sólo hasta ahora, tuviera grandes genios, super teólogos, super estudiosos de la Biblia, super liturgos, que saben darle a la Iglesia lo que es bueno. Esto es una mentira: el último Concilio, simplemente, pidió que se revisaran los textos, no que se destruyeran.
Iglesia, hasta el día de hoy, lo único que hubiera hecho es engañarnos y mentirnos, y como si sólo hasta ahora, tuviera grandes genios, super teólogos, super estudiosos de la Biblia, super liturgos, que saben darle a la Iglesia lo que es bueno. Esto es una mentira: el último Concilio, simplemente, pidió que se revisaran los textos, no que se destruyeran.
El Ritual Exorcista, por ejemplo, debía de ser revisado, no escrito nuevamente. En él, había oraciones que se han usado durante doce siglos. Antes de eliminar oraciones tan antiguas, que han resultado muy eficaces, había que pensarlo con cuidado. ¡Pero no!. Todos los exorcistas hemos utilizado las oraciones del Ritual de prueba, y nos hemos dado cuenta de que son absolutamente ineficaces. Pero también el rito del bautismo de los niños ha sido arruinado. Fue renovado, de tal forma, que el exorcismo contra Satanás, ha sido casi eliminado. El bautismo siempre tuvo enorme importancia para la Iglesia, hasta el punto que se le llamaba exorcismo menor. Paulo VI protestó, públicamente, contra ese nuevo rito.
Encontramos esta misma degeneración del rito, en el nuevo bendicionario. He leído, minuciosamente, las 1200 páginas del mismo. ¡Pues bien, se han eliminado, sistemáticamente, todas y cada una de las referencias al hecho que el Señor nos protege contra Satanás, y que los ángeles nos protegen de los ataques del demonio. Todas las oraciones para la bendición de las casas y las escuelas han sido eliminadas. Todo debe ser bendecido y protegido, pero, hoy, ya no hay ninguna protección contra el demonio. Ya no existe ninguna defensa, ni oraciones contra él. El propio Jesús nos enseñó una oración de liberación en el Padre Nuestro: "Líbranos del Maligno. Líbranos de la persona de Satanás". Esta oración fue traducida mal, y hoy la gente ora, diciendo: "Líbranos del Mal". Se habla de un mal general, cuyo origen, en el fondo, no se conoce. Sin embargo, el mal contra el que nuestro Señor Jesucristo nos enseño a luchar, es una persona concreta: Satanás.
- DESDE SU POSICIÓN PRIVILEGIADA PARA OBSERVAR LAS COSAS: ¿TIENE LA IMPRESIÓN DE QUE EL SATANISMO SE ESTÁ DIFUNDIENDO?
AMORTH: Sí, enormemente. Cuando disminuye la fe, aumenta la superstición. En el lenguaje bíblico, puedo decir que la gente está abandonando a Dios, y entregándose al ocultismo. La terrible desaparición de la fe en toda la Europa Católica, hace que la gente se ponga en manos de hechiceros y adivinos, y así, las sectas satánicas prosperan. Se hace fuerte propaganda del culto al demonio, a las masas, mediante el rock satánico, y personajes como Marilyn Manson. Los niños también están siendo atacados: hay revistas e historietas que enseñan la hechicería y el satanismo.
Las sesiones de espiritismo, en las que se evocan a los muertos para conseguir respuestas, están muy difundidas. Ahora se enseña a efectuar sesiones de espiritismo a través de computadoras, teléfonos, televisores, y video grabadoras, pero sobre todo, con la escritura automática. Ya ni siquiera se necesita un medium: es un espiritismo que cada quien puede hacer por sí mismo. De acuerdo con las encuestas, el 37 por ciento de los estudiantes han hecho, por lo menos una vez, el juego de las letras y el vaso, una verdadera sesión de espiritismo. En una escuela a la que me invitaron a hablar, los chicos me dijeron que jugaban este juego durante la clase de religión, ante los ojos complacidos del maestro.
- ¿Y ESTO FUNCIONA?
AMORTH: No existe diferencia entre magia blanca y magia negra. Cuando la magia funciona, siempre es obra del demonio. Todas las formas de ocultismo, como esta huida hacia las religiones de Oriente, con sus sugestiones esotéricas, son puertas abiertas para el demonio. Y el diablo entra. Inmediatamente.
En el caso de la monja que fue asesinada, en Chiavenna, y el caso de Erika y Omar, los dos adolescentes de Novi Ligure, que mataron a la mamá y al hermano pequeño de Erika, no dudé, en afirmar, que la intervención diabólica formó parte de esto, porque esos chicos practicaban el satanismo. La policía descubrió, que en ambos casos, los chicos seguían a Satanás, y tenían libros satánicos.
- ¿QUÉ HACE EL DEMONIO PARA SEDUCIR AL HOMBRE?
AMORTH: Su estrategia es siempre la misma. Ya se lo he dicho, y él lo reconoce. Hace creer que el infierno no existe, que el pecado no existe, y que él es solamente una experiencia más que hay que vivir. Concupiscencia, éxito y poder, son las tres grandes pasiones en las que Satanás se fía.
- ¿CUÁNTOS CASOS DE POSESIÓN DEMONÍACA HA ENCONTRADO?
AMORTH: No más de cien. Ya dejé de contarlos.
- ¿CIEN? ES UN NÚMERO MUY ALTO. EN SU LIBRO, USTED DICE QUE LOS CASOS DE POSESIÓN SON RAROS.
AMORTH: Y lo son, realmente. Muchos exorcistas han encontrado sólo casos de males diabólicos. Pero yo heredé la "clientela" de un conocido exorcista, el Padre Cándido, y, por consiguiente, los casos que aún no había resuelto. Además, los otros exorcistas me mandan a mí los casos más resistentes.
- ¿CUÁL HA SIDO EL CASO MÁS DIFÍCIL QUE HA TENIDO QUE AFRONTAR?
AMORTH: Es el que estoy tratando ahora, desde hace dos años. Es la misma chica que fue bendecida -no fue un exorcismo verdadero- por el Papa, en octubre, en el Vaticano, y que tanto dio que hablar en los periódicos. Ella es golpeada las veinticuatro horas del día, y es víctima de tormentos inimaginables. Ni los médicos, ni los psiquiatras, consiguen entender lo qué pasa. Ella está completamente lúcida, y es muy inteligente. Es un caso realmente triste.
- ¿CÓMO ES QUE UNO SE CONVIERTE EN VÍCTIMA DEL DEMONIO?
AMORTH: Uno puede ser objeto de los ataques del demonio, en cuatro casos. Bien porque esto es una bendición para la persona (como en el caso de muchos santos), bien por la persistencia irreversible, en el pecado, bien por una maldición que alguien hace invocando el nombre del demonio, o bien, cuando uno se dedica a practicar el ocultismo.
- DURANTE EL EXORCISMO DE LOS POSEÍDOS, ¿QUÉ TIPO DE FENÓMENOS OCURREN?
AMORTH: Recuerdo un campesino analfabeto que, durante el exorcismo, me hablaba sólo en inglés, por lo que yo necesitaba un intérprete. Hay quien demuestra una fuerza sobrehumana, quien se eleva, totalmente, del suelo, siendo imposible, aún para varias personas, mantenerlo sentado en la silla. Pero hablamos de presencia demoníaca, sólo por el contexto en que se desarrollan estos fenómenos.
- ¿ALGUNA VEZ LO HA LASTIMADO EL DEMONIO?
AMORTH: Cuando el Cardenal Poletti me pidió que me dedicara al exorcismo, me encomendé a la Virgen: "Envuélveme en Tu Manto, y yo estaré seguro". El demonio me ha amenazado, muchas veces, pero nunca me ha hecho daño.
- ¿NUNCA SIENTE MIEDO DEL DEMONIO?
AMORTH: ¿Yo miedo de ese animal? Es él quien tiene que tener miedo de mí: yo actúo en nombre del Señor del mundo, mientras que él, es sólo el simio de Dios.
- PADRE AMORTH, EL SATANISMO SE DIFUNDE CADA VEZ MÁS. EN REALIDAD, EL NUEVO RITUAL HACE DIFÍCIL LA PRÁCTICA DE LOS EXORCISMOS. A LOS EXORCISTAS SE LES IMPIDE QUE PARTICIPEN EN UNA AUDIENCIA CON EL PAPA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO. DÍGAME, SINCERAMENTE: ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO?
AMORTH: El humo de Satanás ha entrado a todas partes. ¡A todas partes! Quizá fuimos excluidos de la audiencia del Papa, porque tenían miedo de que tantos exorcistas consiguieran expulsar a las legiones de demonios que se han instalado en el Vaticano.
- ESTÁ BROMEANDO, ¿VERDAD?
AMORTH: Le podrá parecer una broma, pero yo creo que es verdad. No tengo ninguna duda de que el demonio tienta, sobre todo, a las autoridades de la Iglesia, así como a cualquier otra autoridad, en la política y la industria.
- ¿ESTÁ DICIENDO, ENTONCES, QUE EN ÉSTA, COMO EN TODAS LAS GUERRAS, SATANÁS QUIERE CONQUISTAR LOS ALTOS MANDOS, PARA TOMAR PRISIONEROS A LOS GENERALES DEL ADVERSARIO?
AMORTH: Es una estrategia victoriosa. Siempre se intenta ponerla en práctica. Sobre todo cuando las defensas del adversario son débiles. Satanás también lo intenta. Pero, gracias al Cielo, es el Espíritu Santo Quien dirige a la Iglesia: "Las puertas del infierno no prevalecerán". A pesar de las defecciones, y a pesar de las traiciones, que no deben causar asombro. El primer traidor fue uno de los apóstoles más cercanos a Jesús: Judas Iscariote.
Pero, a pesar de esto, la Iglesia sigue su camino. El Espíritu Santo la mantiene, y por lo tanto, los ataques de Satanás sólo pueden ser parcialmente exitosos. Naturalmente, el demonio puede ganar batallas, incluso batallas importantes. Pero nunca ganará la guerra.
Fuente: stat veritas
CRISTO REY: UN SERMON DEL PADRE ARGENTINO ALBERTO EZCURRA
Fuente;http://www.tradicioncatolica.net/cristo-rey-un-sermon-del-padre-argentino-alberto-ezcurra/ (You Tube) Tradiciòn Catòlica.
Es una palabra que hoy, a veces, se prefiere no usar; suena demasiado fuerte, demasiado duro. Algunos prefieren decir “Maestro”, prefieren decir “Pastor”, prefieren presentar a Cristo como hermano, como amigo, a veces en un plano solamente horizontal, pero sin utilizar toda la fuerza que tiene esta palabra que nos está indicando la pura realidad. Parecería que se avergonzaran algunos de dar testimonio del Rey que está en los cielos. Parecería que nombrar a Cristo como Rey fuera muy duro para un tiempo en el cual a las palabras definidas se las trata de evitar.
Entonces se prefiere no hablar de Cristo como Rey. Tal vez parezca poco democrático. Quisieran hablar de Cristo, como presidente. Y sin embargo Cristo es Rey. Y Cristo es Rey por diversos motivos, que ya hace muchos años señalaba en su enseñanza doctrinal dogmática el Papa Pío XI en la Encíclica Quas Primas, que dio el espíritu que animó a la primera y a la mejor fuerza de la Acción Católica.
Cristo es Rey, en primer lugar por su excelencia. Llamamos rey, en cualquier orden del ser o del conocer, a aquello que es lo primero, a aquello que es lo mejor; entre un determinado ramo de artistas, se llama rey a aquel que ejecuta mejor ese arte; entre las flores se llama la reina a la rosa porque es la más hermosa en su belleza y en su perfume.
El rey indica lo excelente, lo más noble, lo más grande. Y por eso, es Rey el Verbo de Dios cuando asume aquí en la tierra una naturaleza humana, cuando se hace hombre. Y entonces, esa naturaleza humana, esa alma y ese cuerpo asumidos por Cristo es lo más noble, es lo más perfecto, es lo principal de la Creación porque está unido indefectiblemente a la divinidad, al Verbo Creador, al Verbo en el cual, por su Palabra fueron dichas, fueron pronunciadas, fueron creadas todas las cosas.
Cristo es Rey por su propia naturaleza divina, porque es el Verbo de Dios hecho hombre. Es aquello de los cual da testimonio delante de Poncio Pilato cuando él le pregunta: “Tú eres Rey?” “Sí, Yo soy Rey, mi reino no es de este mundo”. Lo cual no significa que Cristo no reine sobre este mundo, sino que su reino no tiene origen en este mundo; no es un reino humano. El poder que tiene Cristo es el poder que ha recibido del Padre; pero es un poder sobre todas las cosas, sobre todas las cosas del cielo y de la tierra.
Cristo tiene ese poder también por derecho de conquista. Pensemos, una vez más, en aquella escena de la tentación en el desierto. El diablo que se muestra a Cristo. Y el diablo que lleva a Cristo sobre un alto monte y le muestra –dice el Evangelio- todos los reinos de la tierra, y le dice: “Todo esto es mío: si me adoras te lo daré”. Le mostró el poder y la gloria de esos reinos y lo tienta ofreciéndoselos.
Donde el pecado está presente, es el demonio el que reina. Y en ese momento, en el mundo no redimido, todos los reinos, todas las ciudades, todas las naciones, las almas de los hombres están en el poder de Satanás. Cristo se niega a aceptar eso de manos del demonio y se lanza a conquistarlo.
Y Cristo, ¿Cómo se lanza a conquistar esos reinos en poder del demonio? Cristo se lanza a conquistarlos con su muerte en la Cruz y con su Resurrección. Cristo reina desde la Cruz.
El reinado de Cristo no es fácil. Cristo es Rey, en primer lugar, con una corona de espinas, para llevar después la corona de gloria en la Resurrección. Cristo carga sobre sus espaldas nuestros pecados. Cristo carga la cruz con nuestros pecados sobre sus espaldas. Cristo derrama en la Cruz hasta la última gota de su Sangre para lavar nuestra alma de la inmundicia del pecado, para arrancarnos del poder del demonio.
Cristo se lanza a conquistar aquello que no quiere recibir de las manos del demonio. Y desde entonces toda la historia es como una lucha entre aquellos dos reinos. San Juan, la describe en el Evangelio como una lucha entre la Luz y las tinieblas. El Verbo es la Luz que alumbra a todo hombre, la Luz de la Verdad, la Luz del bien, la Luz de la justicia, la Luz de la bondad. “Y las tinieblas no lo recibieron”. Las tinieblas del error, de la mentira, del engaño, de la maldad, de la injusticia, del pecado. Y toda la historia de la humanidad aparece para San Juan como esa lucha entre la Luz y las tinieblas, entre el Reino de Cristo que es Luz y el reino de Satanás que son las tinieblas.
Cuando Cristo muere, a las tres de la tarde, el Viernes Santo en el Calvario; a las tres de la tarde las tinieblas cubren la tierra y parece que ha triunfado el demonio y que Cristo ha sido derrotado. Pero ese triunfo del demonio es aparente. Y, en la madrugada del domingo, Cristo, como el sol que nace va a resucitar para disipar con su Luz de Cristo resucitado, las tinieblas que parecían que lo habían vencido y será la derrota de las tinieblas.
Pero la lucha sigue y, en la historia de la humanidad, el reino de Cristo y el reino de Satanás se disputan los corazones de los hombres y las naciones y los pueblos. Hasta que al final el triunfo de la Luz será definitivo. Y, en aquella Jerusalén celestial que Cristo vendrá para instaurar en su venida gloriosa, no hará falta luz de lámpara que la alumbre, dice el Apocalipsis, porque “será alumbrada por la luz que sale del trono de Dios y del Cordero”. Y el mal definitivamente derrotado y aquellos que han seguido bajo la bandera y bajo el reino de Satanás, serán, con las palabras del Evangelio: “arrojados a las tinieblas exteriores”. Mientras que los otros verán a Dios en toda la luz y esplendor de su gloria.
Ese será el reino definitivo de Cristo. Aquí en la tierra ese reino es como una semilla en la Iglesia, en las almas en gracia, en las almas de los santos, en aquellos que el Evangelio consigue iluminar e impregnar. Es como una semilla que tiene que crecer y Cristo nos llama, precisamente para continuar su obra, para conquistar las almas de los hombres, para conquistar las familias, para conquistar las naciones.
Pero es como una semilla que va creciendo y ese crecimiento es doloroso y significa cruces y significa luchas. Y ese crecimiento alcanzará su lentitud solamente al final de los tiempos cuando Cristo vuelva por segunda vez. No ya en la humildad, en la oscuridad del pesebre, en la pobreza del pesebre, sino como Rey triunfante sobre las nubes del cielo, en la majestad de su gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, para separar definitivamente la luz de las tinieblas, para someter todas las cosas y someterlo todo al Padre, como dice San Pablo: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo es de Dios”. Ese será el triunfo definitivo de Cristo.
Pero mientras tanto, Él nos llama para seguirlo y para conquistar un mundo. Y ese seguimiento, lo repito, supone lucha. Porque como en aquella parábola del rey que Cristo cuenta, también hay quienes y, son muchos, exclaman en rebeldía, siguiendo la rebeldía de aquél primer rebelde, del ángel rebelde: “No queremos que Éste reine sobre nosotros”. Y si miramos a nuestro alrededor, es cierto que las tinieblas aparecen más fuertes y más extendidas que la luz y que a veces podemos sufrir la tentación del desaliento.
Cristo no reina en muchas almas y en muchos corazones. Cristo no reina donde reina el pecado. Cristo no reina en ese hombre que en estos días describíamos como el hombre invertido. No el hombre vertical que Dios creó sobre dos pies para mirar hacia el cielo; no el hombre que tiene por encima de todo la luz de la inteligencia elevada por la fe que le muestra el camino y la voluntad fortalecida por la caridad y que por lo tanto es capaz de dominar las pasiones para entusiasmarse por lo que es bueno y por lo que es verdadero; sino ese hombre invertido, destruido y masificado. Ese hombre que tiene por encima de todo las pasiones, los instintos, las concupiscencias desordenadas y la voluntad debilitada por el pecado para satisfacer los caprichos, la inteligencia enferma para justificar que “lo que a mi me gusta está bien”. Ese hombre herido, ese hombre cerrado a la gracia, ese hombre sin Dios; ese hombre que vive, en la práctica, como si Dios no existiese.
Cristo no reina en esas almas, Cristo no reina en la familia que se destruye, en la familia que se disgrega. Cristo no reina en la familia que está fundada –no sobre la roca sólida que es la caridad de Cristo, el amor de Cristo que asume el amor humano y que lo eleva al plano sobrenatural- sobre la arena movediza de las pasiones y de los sentimientos del corazón humano; de ese corazón que es una veleta que cambia con todos los vientos; fundado sobre lo que es pasajero, sobre una concepción de la vida fácil y hedonista y egoísta. Cristo no reina en la familia que se destruye, donde las dialécticas enfrentan a los padres; donde sufre el bombardeo de la pornografía, el bombardeo del destape. Donde se pierde en la familia toda autoridad; donde se quiere poner en la familia con la potestad compartida, dos cabezas; donde se la ensucia a través de los medios de difusión y de propaganda; donde del sexo y del amor se hace un estercolero y una basura; donde se profana el cuerpo desnudo del hombre y el cuerpo desnudo de la mujer. Cristo no reina allí.
Cristo no reina en esas almas, Cristo no reina en la familia que se destruye, en la familia que se disgrega. Cristo no reina en la familia que está fundada –no sobre la roca sólida que es la caridad de Cristo, el amor de Cristo que asume el amor humano y que lo eleva al plano sobrenatural- sobre la arena movediza de las pasiones y de los sentimientos del corazón humano; de ese corazón que es una veleta que cambia con todos los vientos; fundado sobre lo que es pasajero, sobre una concepción de la vida fácil y hedonista y egoísta. Cristo no reina en la familia que se destruye, donde las dialécticas enfrentan a los padres; donde sufre el bombardeo de la pornografía, el bombardeo del destape. Donde se pierde en la familia toda autoridad; donde se quiere poner en la familia con la potestad compartida, dos cabezas; donde se la ensucia a través de los medios de difusión y de propaganda; donde del sexo y del amor se hace un estercolero y una basura; donde se profana el cuerpo desnudo del hombre y el cuerpo desnudo de la mujer. Cristo no reina allí.
Cristo no reina en las familias dónde se rechaza la vida, donde el hijo se lo mira como un inconveniente, como un problema, como algo que hay que evitar y eso motivado no por razones profundas, sino por un tremendo egoísmo. Cristo no reina donde se asesina la vida desde el comienzo por el aborto. Cristo no reina cuando la familia esta enferma. Cristo no reina en la enseñanza sin Dios, en la escuela sin Dios, donde a los niños se les enseña un montón de cosas, se les atiborra la cabeza de materias sin sentido; pero no se les enseña lo único importante para la vida, aquello que es primero, lo principal de todo, aquello que decía el viejo catecismo: “La ciencia más acabada es que el hombre bien acabe, porque al fin de la jornada, aquel que se salva sabe, y el que no, no sabe nada”.
Pero esa ciencia más acabada, esa ciencia principal, la luz que nos muestra el camino del cielo, está ausente de la escuela argentina. Se pueden divinizar instituciones o ideas humanas; se pueden canonizar traidores elevándolos a la categoría de santos, pero para Cristo no hay lugar en la escuela. Cristo no está presente en la universidad sin Dios, donde hoy vuelve a entronizarse el marxismo, esa religión invertida del odio y de la dialéctica, que ya tantas almas y tantas vidas destruyó partiendo desde la Universidad Argentina.
Cristo no reina en la cultura pornográfica y blasfema, donde no se respetan las cosas más santas y sagradas; donde no solamente se ensucia la familia y el amor en la chabacanería mas barata, sino que se llega a blasfemar de las cosas más santas, se llega hasta ensuciar a la misma Madre de Dios y Madre nuestra del Cielo, como está pasando y es de público debate, en estos días. Pero no es la primera vez que ocurre, que Cristo o que su Madre o que la Santa Iglesia es burlada en el teatro, es burlado en el cine. Y eso con el apoyo de las instituciones oficiales aquello que, solamente entre comillas, lo podemos llamar “cultura”.
Cultura enferma de marxismo; cultura de cuarta categoría; cultura llena de pornografía; cultura destructiva; cultura de revistas inmundas que ensucian nuestros kioscos y que envenenan las almas de los jóvenes argentinos. Allí Cristo está ausente. Allí Cristo no reina.
Cristo no reina en una economía invertida, donde el hombre está al servicio del lucro, de la ganancia, de la producción insensata; donde lo que reina es la mentira, la injusticia, la coima, el fraude, la falsificación. Cristo no reina en una sociedad sin Dios. Y esa es la tragedia profunda de la sociedad argentina.
Nuestra Patria argentina nació cristiana; nació cristiana con aquellos hombres que vinieron de España trayendo juntas la espada de los conquistadores y la Cruz de los misioneros, que iban a ganar un continente para el rey en cuyos dominios no se ponía el sol, pero que iban a ganar también un continente para Cristo.
Nuestra Patria nació cristiana con aquellos que le dieron la independencia, con aquellos que hicieron que nuestra bandera tuviera los colores del manto de la Virgen Inmaculada y que tuvieron a la Virgen como Señora de la Merced o como Señora del Carmen, como Patrona de los Ejércitos que nos dieron al libertad. Esos hombres como San Martín y Belgrano, que no se avergonzaban de llevar el Escapulario, de rezar el rosario enfrente a sus tropas. Esos fueron los que dieron origen a la Argentina.
La Argentina nación cristiana y nació mariana; nació con la herencia del cristianismo, con la herencia cristiana y católica que recibimos de Europa con la empresa misionera de España. Pero después sí, después vinieron los doctorcitos porteños, los hombres de las logias y del puerto, de espaldas al país y de cara deslumbrada hacia las grandes naciones del mundo anglosajón masónico y protestante. Y esos quisieron hacer otra Argentina distinta, de espaldas a su historia, de espaldas a su tradición y de espaldas a su fe.
Y esa es la tragedia argentina: que los argentinos nos hemos ido olvidando de Dios. ¿Y qué pasa cuando los hombres se olvidan de Dios? Si nos olvidamos de ese padre que tenemos en los cielos, dejamos de ser hermanos aquí en la tierra. Entonces nos enfrentamos por intereses de clases, por intereses de partidos, por intereses económicos, por intereses de sector, por intereses localistas. Y llegamos a odiarnos, llegamos a matarnos entre nosotros, porque cuando no somos hijos de un Padre común en el cielo, el hombre se transforma en lobo para el hombre. Cuando se niega la autoridad de Dios como la fuente de toda autoridad, la autoridad no sube desde abajo. Al negar la fuente de toda autoridad, entonces ya no hay más autoridad ni en el trabajo, ni en la familia, ni en la escuela, ni en la política, ni en ningún lado.
Cuando los hombres se olvidan de Dios y de los mandamientos de Dios y quieren construir un paraíso en la tierra, de espaldas a Dios, lo que consiguen construir en la tierra es un infierno de odio, de engaño, de mentira y de miseria. Es posible, decía el Papa, construir un mundo sin Dios; pero sin Dios sólo es posible construirlo en contra del hombre, destruyendo al hombre.
Y esa es la tragedia de nuestra Patria: que se ha olvidado de sus orígenes cristianos y la única solución que tiene la enfermedad profunda que afecta a la sociedad argentina, no está en los parlamentos, ni en los discursos de los políticos, ni en los programas económicos, ni en las plataformas partidarias, sino que está en la vuelta a Cristo, en la conversión del corazón, en que nos acordemos que esta Argentina es cristiana y mariana y empecemos a vivir como cristianos, no solamente en lo íntimo de nuestra conciencia, sino en la dimensión, en la proyección social de toda nuestra militancia en cualquier campo que sea. Como lo señala el Concilio Vaticano II, como una empresa y misión de laicos, sanear, purificar las estructuras inficionadas por el pecado e impregnar todos los ambientes del mundo con el espíritu del Evangelio.
Cristo no reina en la sociedad ni en la política, donde lo que importa es subir un escalón más arriba aunque para eso haya que pisarle la cabeza al vecino; donde lo que importa es la facha, la apariencia y la imagen y, para eso, no se para en las promesas falsas, en el engaño, en las trampas, en la especulación.
Cristo tiene que reinar, Cristo tiene que reinar. Cristo nos llama para conquistar un reino y nosotros le hemos dicho que sí. Él es rey por una realeza que le viene del por su propia naturaleza y con una realeza que Él se ganó con su sangre en la Cruz por derecho de conquista. Para esa empresa el Señor nos llama, para que Cristo comience por reinar en el alma de cada uno de nosotros, en nuestras inteligencias, por una fe firme, sin dudas, sin vacilaciones y capaz de iluminar nuestra vida como una antorcha, como una luz. Que reine en nuestros corazones por el amor y por la caridad verdadera, que es mucho más que el mero sentimentalismo horizontal.
Que Cristo reine en una familia fundada verdaderamente en Él, en esa Roca sólida, en el amor de Cristo. Que la familia sea imagen de esa unión de Cristo con su Iglesia; unión definitiva, de una vez para siempre, sin divorcios, unión fiel, sin infidelidades, sin trampas, sin engaños; unión que tiene que ser sacrificada y fecunda, porque en la vida cristiana y en la familia cristiana, también está presente la Cruz.
Que Cristo reine en la enseñanza, porque toda la acumulación de verdades parciales no sirve para nada sin la referencia a la única verdad. Que Cristo reine en la Patria. En una Patria donde lo económico esté sujeto a lo social y lo social a lo político y lo político esté sujeto a lo moral y todo eso esté abierto por arriba hacia Dios. Esa es nuestra empresa. Esa es la empresa para la cual, con esta evangelización de la cultura, tenemos que comenzar a iluminar las mentes de los hombres.
Nuestro catolicismo no puede ser, como lamentablemente lo es hoy en tantas partes, un catolicismo de sentimientos baratos, de slogans fáciles, un catolicismo devaluado, un catolicismo falsificado como vino con mucho agua; un catolicismo que pone entre paréntesis algunas verdades que resultan más difíciles para la inteligencia y algunos mandamientos que resultan dolorosos para cumplir en la vida. No puede ser nuestro catolicismo sólo un sentimiento barato. Tiene que ser un catolicismo firme, esclarecido, militante; tiene que ser un catolicismo fuerte; tiene que ser un catolicismo de combate y de conquista.
El espíritu misionero de la Iglesia, es el espíritu de conquista del Reino de Cristo. Y solamente si la entendemos así y no como un horizontalismo humanista que se queda en el plano meramente humano y que pierde la dimensión vertical, solamente así, podemos hablar de la civilización del amor.
Si pensamos que Cristo nos dice que, en el amor, en el verdadero amor de caridad, se resumen todos los mandamientos. Entonces sí, la civilización del amor es una civilización donde la Ley de Dios y el Espíritu del Evangelio está impregnando la vida de los individuos y las relaciones entre los hombres. Y entonces, hablar de civilización del amor es lo mismo que hablar de reinado de Cristo o de proyección social del reinado de Cristo, más allá de lo que se quedaría en un mero sentimentalismo superficial. Cristo nos llama para esa empresa de conquista.
Decíamos recién cuáles son las palabras con que la define el Concilio Vaticano II: “Sanear las estructuras inficionadas por el pecado e impregnar los ambientes sociales con el espíritu del Evangelio”. Y por eso siguen siendo válidas aquellas palabras y aquel llamado del Papa Pío XII, donde nos decía que es todo un mundo el que hay que rehacer desde los cimientos, que hay que transformar de salvaje en humano y de humano en divino. Es decir, conforme al corazón de Dios.
Esa es la empresa y es difícil. Vamos a ponerla en manos de nuestro Rey y vamos a ponerla sobre todo, en las manos de la Reina, de María Santísima. Ella es Reina. Es Reina porque es la Madre del Rey. Pero no solamente por eso; sería un título honorífico solamente; es Reina porque junto a Cristo es conquistadora. Es Reina porque Ella es la primera victoria de Cristo.
Cuando el demonio le dijo a Cristo, mostrándole todos los reinos de la tierra: “Todo esto es mío” –el demonio no mentía- pero se equivocaba. Cristo pudo haberle contestado: “Todo es tuyo, sí, pero mi Madre, no”. María Inmaculada estuvo protegida por el poder de Dios, desde el instante mismo de su concepción. Jamás en Ella tuvo parte el demonio; por eso María es la primera derrota del demonio y es la primera victoria de Cristo Rey. Por eso María aparece aplastando la cabeza de la primer serpiente. Esa es la función y es la misión de María en la empresa de conquista para el reinado de Cristo.
Que hoy, como siempre, nos ayude Ella para aplastar la cabeza de la serpiente y para que Cristo reine, para que la sangre de Cristo purifique las almas de los hombres, la familia argentina, la Patria Argentina.
Que hoy, como siempre, nos ayude Ella para aplastar la cabeza de la serpiente y para que Cristo reine, para que la sangre de Cristo purifique las almas de los hombres, la familia argentina, la Patria Argentina.
Padre Alberto Ignacio Ezcurra.
[este y otros sermones del Padre Alberto Ignacio Ezcurra fueron compendiados en el libro:Tú Reinarás. San Rafael, Kyrios, 1994, pp. 151-164.]
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